
Tantos sacerdotes fieles
Es lamentable pero muy humano no ser consciente de lo hermoso, convivimos entre cosas grandes pero no las apreciamos, y sin embargo ¡que facil resulta caer en el morbo y rebozarse en el cieno!
No voy a escribir hoy sobre los repugnantes hechos que ocurrieron en la iglesia de Irlanda, sobre las culpas y silencios. La carta pastoral del Papa a los católicos de Irlanda no necesita más comentarios, simplemente invito a que se lea.
Hoy quiero escribir sobre algo hermoso, porque todos sabemos que hay miles de hombres que llevados de su fe, han dejado todo para servir a los demás. Los hay muy mayores que en los peores momentos de desafección que siguieron al Concilio Vaticano II permanecieron fieles, y los hay muy jovenes, cada vez más. Conozco decenas de ellos y me enorgullece pertenecer a una Iglesia que genera tanta generosidad. Doy gracias a Dios por el apoyo que tanto yo como mi familia recibimos de ellos.
Recuerdo un consejo que oí varias veces de un amigo sacerdote santo, me decía que cuando un sacerdote haga algo mal, pensara en su fidelidad, en los miles que son fieles cada día y que rezara por ellos. Eso es lo que debemos hacer, rezar más para que hay muchos y santos sacerdotes, rezar más para que los que tenemos sean muy santos, y dar gracias a Dios por tener tantos sacerdotes fieles y ejemplares, la inmensa mayoría.
Es lamentable pero muy humano no ser consciente de lo hermoso, convivimos entre cosas grandes pero no las apreciamos, y sin embargo ¡que facil resulta caer en el morbo y rebozarse en el cieno!
No voy a escribir hoy sobre los repugnantes hechos que ocurrieron en la iglesia de Irlanda, sobre las culpas y silencios. La carta pastoral del Papa a los católicos de Irlanda no necesita más comentarios, simplemente invito a que se lea.
Hoy quiero escribir sobre algo hermoso, porque todos sabemos que hay miles de hombres que llevados de su fe, han dejado todo para servir a los demás. Los hay muy mayores que en los peores momentos de desafección que siguieron al Concilio Vaticano II permanecieron fieles, y los hay muy jovenes, cada vez más. Conozco decenas de ellos y me enorgullece pertenecer a una Iglesia que genera tanta generosidad. Doy gracias a Dios por el apoyo que tanto yo como mi familia recibimos de ellos.
Recuerdo un consejo que oí varias veces de un amigo sacerdote santo, me decía que cuando un sacerdote haga algo mal, pensara en su fidelidad, en los miles que son fieles cada día y que rezara por ellos. Eso es lo que debemos hacer, rezar más para que hay muchos y santos sacerdotes, rezar más para que los que tenemos sean muy santos, y dar gracias a Dios por tener tantos sacerdotes fieles y ejemplares, la inmensa mayoría.
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